El paisaje es cada vez más frecuente en el trabajo: levantar la cabeza en una oficina, en especial en espacios abiertos, y ver una buena colección de cabezas con sus auriculares se ha convertido en una escena habitual. La consolidación del teletrabajo ha transformado la distribución organizativa de las oficinas de hoy: los espacios abiertos se imponen y con ellos una nueva forma de trabajar. ¿Es capaz de concentrarse en una gran sala con una veintena de personas hablando entre ellas o por teléfono? Muchos han decidido que no, y es aquí donde, poco a poco, se ha ido abriendo camino el uso de los auriculares.
En concreto, un estudio llevado a cabo por CloudCoverMusic en Estados Unidos reveló que el 56 % de los encuestados utilizan auriculares de forma regular durante la jornada laboral. ¿El motivo? Para la mayoría, aumentar su productividad en el trabajo; para otros, conseguir centrarse algo en lo que están haciendo. En este sentido, cerca del 80 % de los encuestados opinan que escuchar música mejora su productividad, y un 46 % reconoció utilizarlos para evitar que sus compañeros le interrumpieran. En este segundo grupo, se trata de un código visual: un “no estoy disponible” que no obliga a tener los auriculares encendidos, es decir, se trata de un código visual que alerta al resto de los compañeros que no se está disponible.
Pero… ¿Hasta qué punto son beneficiosos los auriculares en el entorno laboral? ¿Se logra una mayor concentración y, en consecuencia, productividad? ¿Son, por el contrario, un obstáculo para la comunicación?
“No me molestes: estoy trabajando”
No hay un consenso claro sobre las ventajas o desventajas, a nivel corporativo, sobre la utilización de estos dispositivos para desconectar del entorno. El psicólogo Mihaly Robert Csikszentmihalyi acuñó por primera vez lo que él describió como “la teoría del flujo”, un momento de inspiración en el que se dispara la productividad de quien la vive. Se trata de un fogonazo de concentración extrema en el que parece que el trabajo sale solo y se cumplen los objetivos con gran facilidad. Quienes usan auriculares en el trabajo —posiblemente sin saberlo— persiguen con ansia ese estado de concentración.
Un aspecto positivo del uso de auriculares es la capacidad de bloquear ruidos externos que pueden interferir en la concentración. El principio es claro: los auriculares juegan una doble función. Por un lado, dan un mensaje inequívoco de no molestar al resto de compañeros de oficina, que ahorran a quien los lleva conversaciones fútiles; por otro, si los auriculares cuentan con un sistema de cancelación de ruido, se produce un valioso aislamiento del entorno que muchos perfiles necesitan para producir. Este aislamiento tampoco le sale gratis a la empresa: se pierden los beneficios de la conversación espontánea.
Pero… ¿Dónde está la frontera entre lo eficaz y lo grosero? “La imagen que se pueda dar al entorno depende de la confianza con el resto de los compañeros”, explica el psicólogo Joan Salvador Villalonga, quien alerta del peligro del efecto burbuja que producen, destacando la fina línea que separa la productividad de “aislarse del entorno”. A la postre, mantener una conversación casual puede fortalecer las relaciones laborales y mejorar las sinergias, el principal objetivo de los espacios abiertos.
La cancelación de ruido, el nuevo mantra del momento
Más allá del mensaje de no disponibilidad que transmite la estampa de alguien trabajando con auriculares, la otra función de los mismos y cada vez más codiciada es la cancelación activa de ruido (ANC, por sus siglas en inglés). “Se trata de una combinación de micrófonos internos y externos para medir el ruido dentro y fuera de los auriculares”, explica Cameron Macleod de Sonos, “los filtros personalizados utilizan la entrada de los micrófonos para generar la señal antirruido correcta para equilibrar el ruido del exterior del auricular”. Este fabricante ha reforzado, como una de sus principales funciones, la ANC en sus auriculares Ace.
El efecto de la ANC es equivalente a “cerrar la puerta del despacho”, y crear un espacio de aislamiento físico. Funcionan de la siguiente manera: estos auriculares cuentan con pequeños micrófonos que reciben todos los ruidos del exterior, estos sonidos son gestionados en tiempo real en unos procesadores que crean un sonido exactamente opuesto al que se desea anular. Este contrarruido es especialmente eficaz cuando los sonidos a eliminar son constantes, como en un avión o el agua fluyendo en un río. El choque entre el ruido exterior y el generado artificialmente por el procesador, logra que el primero, a efectos del cerebro, prácticamente desaparezca.
Pero la cancelación de ruido puede resultar letal en entornos diferentes a la oficina. Un estudio llevado a cabo por la universidad de Maryland reveló que las lesiones graves y muertes entre peatones que emplean auriculares se habían triplicado en seis años. Es por este motivo que el grueso de los fabricantes cuentan con modos de transparencia en los que esos micrófonos externos realizan la función contraria: amplían los sonidos para que quien lleve los auriculares salga de esa privación sensorial y así se eviten los atropellos.
Antídotos contra el estrés en el trabajo
Además de los beneficios relacionados con la concentración y la productividad, el uso de auriculares también puede tener un impacto positivo en la salud mental y el bienestar de los empleados. Escuchar música o sonidos relajantes puede reducir los niveles de estrés y ansiedad, creando, de esta manera, una atmósfera de trabajo más positiva. La música tiene el poder de influir en el estado de ánimo y puede ser una herramienta útil para mejorar el bienestar emocional de quien la escucha. Esto lo conocen bien cada vez más dentistas que saben de la correlación existente entre determinados sonidos de la consulta y el nivel de ansiedad del paciente.
En resumen, los auriculares pueden ser una poderosa herramienta en el entorno laboral, elevando la concentración, productividad y bienestar emocional de quien los porta. Sin embargo, este aislamiento paga un importante peaje en aquellos entornos laborales en los que las sinergias y las conversaciones ligeras son un componente importante en la productividad.
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