Así me ha ayudado la tecnología en la recuperación postparto | Tu Tecnología | El País

El postparto es una etapa complicadísima para la mujer: a todos los retos que tenemos que enfrentarnos a nivel emocional hay que sumar los enormes cambios físicos que se producen en este periodo. Y no hablo solo del nivel estético (que también): se calcula que más del 60% de las mujeres que ha dado a luz sufre diástasis abdominal, una patología que hace que el vientre quede abultado y puede provocar pérdidas de orina, dolor al mantener relaciones sexuales, estreñimiento, malas digestiones o dolor abdominal. Algo similar ocurre con las lesiones en el suelo pélvico, que experimentan entre el 20 y el 50% de las mujeres y a raíz de las que se sufre incontinencia urinaria o fecal, prolapso de los órganos pélvicos o disfunción sexual. Por suerte, en la actualidad ya somos conscientes de la importancia de una buena revisión tras superar la cuarentena que detecte cualquiera de esos problemas para ponerles solución mientras estemos a tiempo.

En octubre pasado tuve a mi segunda hija. Mientras que del primer parto me recuperé rápidamente, en esta ocasión me notaba sin fuerza muscular, y una revisión con una fisioterapeuta especializada lo confirmó: tenía una diástasis de unos 2 centímetros en el abdomen y el suelo pélvico muy débil; por suerte, nada patológico. Por lo tanto, sería suficiente con realizar ejercicios específicos para ir corrigiendo poco a poco esta situación. Y aquí me ha ayudado mucho la tecnología, siempre bajo la supervisión de esta especialista.

Jugando a tonificar el suelo pélvico

Empecemos por el suelo pélvico. Para tonificarlo utilizo hasta tres dispositivos diferentes. Durante las primeras semanas de recuperación recurrí al entrenador de suelo pélvico Elvie: un aparato que se introduce en la vagina y registra las contracciones que se realizan con ella. Lo interesante es que se combina con una aplicación que convierte este ejercicio en un juego: si contraes haces que la pelotita suba y, si relajas, que baje. Basándose en esos movimientos, se trabaja la contracción máxima, el ‘ascensor’, la resistencia… Es un producto que he utilizado durante años en distintas etapas y el entrenamiento con él ya me resultaba monótono. Además, me surgió una duda: ¿estaré haciéndolo bien con tan poco tono muscular? Así que decidí probar otro dispositivo de este tipo, Perifit Care+ que, a diferencia del anterior, sí te dice si la contracción es correcta. Por lo demás, su funcionamiento es muy similar, aunque no hay que cargarlo —su batería tiene una duración de aproximadamente 5 años, según el fabricante—, y los ejercicios que propone parecen los de una consola y va cambiándolos según avanzas de nivel.

Tras unas semanas, la situación era mucho mejor. Aun así, no estaba (ni está) todo hecho, por lo que decidí seguir el consejo de mi fisioterapeuta y probar un ejercitador de suelo pélvico como el de Intimina; un modelo que prescinde de la parte gamificada (ni siquiera se conecta al móvil) pero incorpora la vibración a la ecuación: en este caso, cada vez que vibra hay que contraer el suelo pélvico: esa vibración consigue que se activen involuntariamente los músculos de la zona lo que, sumado a la contracción voluntaria, hace que el tratamiento sea más completo. De hecho, resulta muy curioso que, incluso, se recomienda el uso de vibradores —sí, los mismos que se emplean como juguete sexual— con fines terapéuticos: una vibración continua relaja musculatura y periné, lo cual favorece la normalización del tono y produce una disminución del dolor; mientras una discontinua produce contracción del suelo pélvico, ayudando a mejorar su tono. Así lo explicaba hace solo unas semanas una fisioterapeuta especialista en Instagram que destacaba, además, su utilidad en caso de cicatrices a causa de las episiotomías o desgarros.


Corrientes eléctricas

¿Y qué hay del abdomen? En este caso, todo ha ido sustancialmente más lento y todavía necesito muchísimo más trabajo. No es fácil, ya que durante el embarazo se segregan hormonas que favorecen que ligamentos y articulaciones se vuelvan más móviles —algo indispensable para el parto—; una situación que se extiende mientras dure la lactancia y conlleva que los músculos estén hiperlaxos. Así que tonificarlos es bastante más trabajoso.

Por eso, además de los ejercicios recomendados entre 2 y 4 veces por semana (hipopresivos, pilates…), he estado utilizando a diario un electroestimulador con función EMS —la que sirve para tonificar los músculos—; el Beurer EM-49. Colocando estratégicamente sus cuatro electrodos en la zona del músculo transverso, me ha ayudado a recuperar la fuerza de esta zona algo más rápido. Y es que, entre sus múltiples programas preconfigurados, tiene uno para la conformación de los músculos abdominales que utilicé durante los primeros días, para luego pasar a otro centrado en su tensado. Ya a nivel más estético, en las últimas semanas me está ayudando utilizar un dispositivo que emplea las microcorrientes combinadas con masajes para tonificar, reafirmar y acabar con la celulitis. Se trata del Foreo Bear 2 Body, que se vincula con una app para elegir el tratamiento indicado en cada caso (tiene uno para la capa superior de la piel y otro que penetra en los músculos) y va guiando paso a paso para hacerlo correctamente y conseguir los mejores resultados.

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