Alba Fernández Palacios empezó a cuidarse la piel hace tres años porque le salió acné. En su rutina facial, que ha elaborado siguiendo los consejos de dermatólogos en redes sociales, incluye el retinol. “Lo uso para aclarar las manchas de los granos”, cuenta esta chica de 30 años de Madrid. No es la única. Mientras que múltiples usuarios hablan de la “magia” de este producto en TikTok, las autoridades intentan garantizar la seguridad de los consumidores. La Comisión Europea aprobó el 3 de abril de 2024 una nueva normativa que restringe el uso del retinol en productos cosméticos a un máximo del 0,3%. EL PAÍS ha hablado con varios dermatólogos para comprender el porqué y el alcance de esta decisión.
El retinol es un derivado de la vitamina A. “Se trata de uno de los principios activos más utilizados en cosmética porque es el ingrediente antiedad por excelencia”, explica Rosa del Río, dermatóloga responsable de la Unidad de Estética Facial del Grupo Pedro Jaén. El producto es tan popular porque “favorece la renovación de la superficie cutánea, haciendo que la piel quede más uniforme, lisa y luminosa”. Además, “atenúa las líneas de expresión y las arrugas, aclara las manchas, unifica el tono y favorece la producción de colágeno, un elemento directamente ligado a la firmeza y textura de la piel”.
Fernández tiene la sensación de que el retinol le suaviza el rostro, ayuda que “se rellenen las miniarruguitas” y cree que aclara las manchas “muy poco a poco”. Pese a sus beneficios, este producto debe usarse con precaución. Si no se usa en la concentración adecuada o no se tienen en cuenta las características de cada persona, puede irritar la piel, como destaca Del Río. Los dermatólogos consultados por EL PAÍS recomiendan empezar a usarlo en días alternos por la noche y en concentraciones bajas e ir aumentando ambos factores a medida que la piel se acostumbra. Además, insisten en la importancia de protegerse del sol.
Fernández empezó a aplicarse retinol del 0,1% dos o tres días a la semana. Como veía que no tenía ningún efecto secundario, decidió usarlo “un día sí y un día no”. Y, por último, pasó a utilizarlo a diario. Pese a que el retinol que usa es de baja concentración, desde hace un mes ha notado daños en algunas zonas de la cara: “Tengo descamación y sequedad en la barbilla, parte de la nariz y las mejillas, y cuando me río, noto mucha tirantez”. No es la primera vez que le ocurre. En estos casos, deja de aplicarse retinol y se echa por las noches “una crema muy hidratante”.
Este producto se ha vuelto tan popular por el auge de las rutinas cosméticas y el cuidado de la piel en redes sociales, según los dermatólogos Miguel Sánchez Viera y Sara Gómez Armayones, miembros del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Ambos expertos han observado en muchas ocasiones un uso indebido o innecesario del retinol, que no está exento de complicaciones. Entre ellas, mencionan la aparición de eccemas severos o el empeoramiento de enfermedades cutáneas como la dermatitis atópica o la rosácea en brote.
Qué cambia con la nueva regulación
La nueva normativa europea restringirá el retinol a una concentración máxima del 0,3% para productos cosméticos faciales y del 0,05% para los corporales. A partir del 1 de noviembre de 2025 ya no se podrán introducir en el mercado productos cosméticos con concentraciones superiores a las indicadas, y a partir del 1 de mayo de 2027 no se podrán comercializar dichos productos.
La Comisión Europea ha tomado esta decisión basándose en las recomendaciones del Comité Científico de Seguridad de los Consumidores (SCCS), publicadas en octubre de 2022: “Se puede concluir que existe un riesgo potencial para la salud humana derivado del uso de vitamina A en productos cosméticos cuando su concentración supera ciertos niveles”.
El dermatólogo Alexandre Docampo explica que el SCCS recomienda la limitación “no porque los productos tópicos con retinol a altas concentraciones sean nocivos para la piel —que no lo son, siempre que se vayan aplicando de forma paulatina—, sino porque existe un porcentaje de la población con un exceso de vitamina A, proveniente de la alimentación o suplementos vitamínicos”.
El experto explica que, como los retinoides son derivados de la vitamina A, “existe el riesgo teórico de que al aplicarlos sobre la piel se absorban a la circulación sistémica, contribuyendo a este exceso de vitamina A de algunas personas”. La recomendación de limitar la concentración de retinol es una medida de precaución, a su juicio.
El 5% de la población está expuesta a niveles altos de vitamina A —una vitamina soluble en grasa que se almacena en el hígado—, según el SCCS. El exceso de esta vitamina, también conocido como hipervitaminosis A, puede causar dolor de cabeza intenso, visión borrosa, náuseas, mareos, dolor muscular y problemas de coordinación. “En casos graves, la presión del líquido cefalorraquídeo puede aumentar, provocando somnolencia y, finalmente, coma e incluso la muerte”, indican los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
El objetivo de la nueva normativa, según Del Río, es que la exposición global de la población a la vitamina A no exceda los límites seguros y que no haya problemas cutáneos por cosméticos con concentraciones demasiado elevadas. La experta considera que la normativa europea trata de regular la concentración de retinol en los cosméticos para hacerlos más seguros. “Hasta ahora no había un límite legal y esto hace que la frontera entre lo que es un cosmético y lo que es un medicamento (un producto que debe ser prescrito y supervisado por un médico) se difumine”, sostiene.
“Suficiente” para la población general
“Algunas personas han confundido esto con que el retinol sea malo para la piel, probablemente porque al empezar a utilizarlo se producen unos efectos esperados de descamación y rojez que son más notables en pieles no acostumbradas que empiezan a utilizar altas concentraciones”, cuenta Docampo. En todo caso, el experto asegura que una concentración del 0,3% es “más que suficiente” en la población general para prevenir en la medida de lo posible el envejecimiento de la piel.
En algunos casos, puede ser necesaria una concentración mayor: “Cuando tenemos que tratar patología como melasma o acné, en ocasiones precisamos concentraciones más elevadas, ya que su capacidad de acelerar el recambio epidérmico y transformar la piel es mucho mayor”. Las concentraciones más altas también pueden ser necesarias, según Del Río, para hacer peelings químicos en consulta —por ejemplo, para tratar marcas y cicatrices de acné o darle a la piel una textura más uniforme— o en pacientes con patologías cutáneas como el acné, la psoriasis o el fotoenvejecimiento.
Aún no está claro si los dermatólogos o las clínicas médicas podrán recetar retinol a una concentración más alta, según Armayones: “No lo sabemos porque la Comisión Europea no se ha pronunciado al respecto”. Aun así, la experta considera probable que, por indicaciones médicas, los especialistas puedan recetar o incluso formular el retinol a concentraciones superiores al 0,3 %.
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