Está presente en las industrias, empresas, instituciones y, más allá, en ámbitos privados cruciales como la salud o la vida laboral. ¿Estamos hablando de IA o del sector asegurador? En realidad, de ambos, porque esa cualidad transversal puede atribuirse a una gran compañía de seguros y también a la tecnología exponencial por excelencia.
Gracias a esa relación directa del sector asegurador con todos los demás, cuenta con la visión panorámica para analizar el impacto de la IA en todo el ecosistema económico y el tejido social de los mercados donde opera. Lo acaba de hacer MAPFRE, por ejemplo, con un informe de referencia sobre los escenarios plausibles de ese impacto para ayudar a empresas, profesionales e instituciones a anticipar sus propias estrategias de adaptación.
A partir de ese conocimiento profundo ─el sector muestra uno de los mayores niveles de maduración IA en España, según el INE─, Maribel Solanas, Chief Data Officer (CDO) de la compañía, destaca precisamente el poder transformador de la IA desde la macroeconomía al usuario final, pasando “por el desarrollo tecnológico, el enfoque sostenible y todos los procesos de negocio, además de las estrategias a seguir para lograr esos objetivos, incluida la forma de abordar las necesidades de los clientes”.
¿Algún ejemplo de beneficio en el día a día? Desde garantizar “una gestión más eficiente de una empresa multinacional” a ventajas operativas como “automatizar la gestión de siniestros y pólizas o minimizar el número de interacciones y los tiempos de espera en las consultas”.
Solanas destaca la contribución de la IA a una visión corporativa “más aspiracional y de futuro, que no solo trata de captar fuentes sostenibles de ingresos, sino repercutir de forma positiva en la sociedad y la calidad de vida”. No son objetivos inéditos, desde luego, pero “la IA jugará un papel cada vez más determinante en la capacidad de alcanzarlos”.
Ahora bien, ninguna tecnología garantiza un uso inteligente por sí misma, dependerá de la calidad en la gestión humana. Más aún en una con tanto potencial no solo benéfico. “Abordar su desarrollo y dar con las estrategias necesarias para entenderla, asimilarla y trabajar (y vivir) con ella, lleva tiempo y recursos, pero nos permite una gestión segura y responsable para que tenga sentido su efecto positivo en las personas”.
El impacto de la reglamentación europea en una multinacional como MAPFRE será bastante menor que en otras entidades, porque ya llevamos bastante tiempo trabajando en esa línea
Maribel Solanas, Chief Data Officer (CDO) de MAPFRE.
De personas (profesionales) a personas (clientes), el factor humano es un valor a proteger en una IA, sobre todo en su versión generativa, que sin ese filtro ético podría desplazarlo y así perder ese propósito humanista. “Aunque puede automatizar, optimizar, la supervisión y el juicio humano siguen siendo fundamentales para garantizar que la IA toma decisiones adecuadas, alineadas con los objetivos del negocio y las normativas vigentes”, explica Solanas.
En un sector hiperregulado como el asegurador, ese cumplimiento resulta natural. Hasta el punto de que no espera a la ley, por ejemplo la IA Act de la UE, sino que se le adelanta. Por eso “el impacto de la reglamentación europea en una multinacional como MAPFRE será bastante menor que en otras entidades, porque ya llevamos bastante tiempo trabajando en esa línea”. Diversos analistas advierten de que un excesivo control sobre el desarrollo de la IA podría lastrar su competitividad, pero, en el caso de la compañía, “el cumplimiento legal estricto es compatible con mantener la misma hoja de ruta en innovación”. Es decir, no merma la capacidad de mejorar procesos, productos y servicios.
Pero lograrlo, de nuevo, no es fácil. Primero, detalla la CDO, hay que entender a fondo los cuatro campos de la regulación ─prohibir usos y tratamientos dañinos contra los derechos ciudadanos, modelo de gobernanza, metodologías y gestión del riesgo, transparencia y calidad de datos─, y diagnosticar el estado de la empresa para identificar el punto de partida y qué aspectos modificar para adaptarse a la ley.
Además, MAPFRE adopta un enfoque integral con equipos multidisciplinares que abordan el uso de la tecnología desde un marco ético y de seguridad ─“es la piedra angular de nuestra política”─, junto a programas de formación y sensibilización de sus profesionales. “Siempre evaluamos de forma muy rigurosa todos los modelos IA para identificar posibles inconsistencias o riesgos potenciales”, añade la experta. “Así nos aseguramos de que los valores de nuestros equipos se alinean siempre con los principios de equidad, transparencia y respeto”.