¿Por qué ya no surgen grandes tecnológicas en Europa? Un grupo de emprendedores crea un movimiento para recuperar el orgullo | Tecnología

En Europa no se trabaja, se vive demasiado cómodo y no hay universidades potentes. Estas creencias son un mantra repetido que quizá se base en algunas realidades, pero menos de lo que quieren hacer creer desde EE UU. “Cuando hablas de Europa como lugar para startups es muy fácil caer en cosas negativas, lo que se convierte en una profecía autocumplida”, dice Andreas Klinger, inversor austriaco y uno de los impulsores del movimiento o ideología del aceleracionismo europeo (eu/acc, por sus siglas en inglés). Desde principios de mayo, este “meme, que es más una opinión y energía compartidas” ha reunido a 2.000 emprendedores, inversores e interesados en una comunidad de Discord donde comparten quejas, ideas y propuestas de encuentros. En España ha circulado rápido por las redes sociales y grupos de WhatsApp de gente del sector.

Aceleracionismo efectivo es el nombre del movimiento original, que llega de Silicon Valley y que está en el origen del nombre de la propuesta europea. “El e/acc es un meme que se usa para muchas cosas. Cuando la gente empezó a responder a esto fue porque el movimiento e/acc en EE UU tiene esta energía tecnooptimista de resolver los problemas con tecnología e innovación”, dice Klinger. El creador de la etiqueta, el emprendedor canadiense Guillaume Verdon, tuitea desde una cuenta con un nombre de gran carga viral: Beff Jezos (jugando con el nombre del fundador de Amazon, Jeff Bezos). Desde allí impulsa cualquier iniciativa tecnológica y se codea con Elon Musk o Sam Altman. “Eu/acc nació como subgrupo de los que quieren acelerar la tecnología en EE UU, pero diría que en Europa ha evolucionado hacia el objetivo de ver cómo promover el emprendimiento y la aceleración tecnológica”, dice Syrus Akbary, fundador español de Wasmer en Silicon Valley.

Este aceleracionismo europeo no trata solo de defender los valores europeos o su talento. Tiene también un puñado de cosas que criticar, que se pueden resumir en una sola palabra: fragmentación. La idea original de la Unión Europea de crear un mercado único logró el reto difícil de una moneda única, pero el camino sigue lleno de obstáculos. “El diagnóstico es correcto. El problema principal es de escala y de fragmentación. El mercado único de la UE se creó para poder competir con EE UU”, dice el emprendedor y cofundador del Instituto de IA y Medbravo, Andrés Torrubia, quien lamenta que de momento eso no ocurra.

“Un objetivo de la UE es acabar con la fragmentación legislativa para tener seguridad jurídica, que las mismas condiciones se apliquen en varios países”, dice la abogada Elen Irazabal, especializada en temas tecnológicos, que explica que esta variedad no es algo necesariamente negativo para que haya más competitividad, pero añade que “muchas veces se copian malos ejemplos”. Torrubia añade: “En Europa no hay ningún país suficientemente grande, quizá Alemania, para que el mercado interno permita a una empresa hacerse enorme. En la UE ya se vio en los 80 que no se podía competir con mercados grandes como EE UU teniendo veintipico mercados pequeños”.

La diferencia de legislaciones crea un sinfín de normas que deben aprenderse y aplicarse para cada país. A pesar de esas limitaciones, Europa ha creado algunas empresas tecnológicas de elite, como Spotify o DeepMind (ahora de Google), pero muchos proyectos europeos acaban a menudo en EE UU para lograr nuevas rondas de financiación. “El problema está cuando la empresa empieza a tirar y necesitas 20 millones”, dice Sergi Martorell, cofundador en Londres de Glass.ai. “El problema aquí es que el mercado está fragmentado. Si quiero vender desde Reino Unido en Alemania, Francia o España, es más complicado porque hay distintas regulaciones. Y si quiero salir a Bolsa, no hay en Europa un Nasdaq”, en referencia al gran mercado tecnológico con sede en Nueva York.

Estos temores no han asustado a un puñado de fundadores que han convertido a París en la nueva sede de la IA en Europa. Además de Mistral, participada por Microsoft, otro grupo de jóvenes ingenieros procedentes de DeepMind han logrado 220 millones de inversión inicial, una cantidad enorme, para su nueva empresa llamada H.

Este interés por la IA en Francia quizá no es solo casualidad, cree Tanya Suárez, miembro del jurado de la Comisión Europea para la Innovación y fundadora de la aceleradora IoT Tribe: “Tengo conversaciones diarias con la Comisión para intentar solventar este problema europeo. Pueden hacer ciertas cosas, pero otras iniciativas caen del ámbito nacional, donde hay pocas ganas y poca competencia; aquí en España, especialmente, sigue sin prestársele la atención necesaria. En Francia están consiguiendo cambiar las cosas. Hay muchos problemas que tienen que ver menos con montar una empresa, o con la inversión, y más con asuntos laborales”, dice.

Los debates en el grupo de Discord varían mucho de foco. Unos se centran en la regulación o la burocracia, otros en destacar la variedad de legislaciones y muchos también en cómo destacar la timidez con la que los europeos defienden un continente lleno de talento y que ha hecho muchas cosas bien. Un post viral con más de 6 millones de visualizaciones en X y que fraguó en parte el movimiento, del inversor David Galbraith, recuerda la falta de gigantes globales y la caída europea en la era digital, después de sus éxitos industriales anteriores. Aunque el modelo de sanidad europeo sea un éxito, sigue el post, hay muchas otras cosas que reformar para mantenerlo.

¿Qué opciones de éxito tiene un meme ideológico como este del aceleracionismo europeo? Un objetivo claro es concretar esfuerzos y rechazar la imagen que se impone desde EE UU. “Lo malo del meme es que está en la mente de la gente. Se lo acaban creyendo y tiene un punto de verdad. Fomentar el orgullo europeo por supuesto, pero no como nostalgia. Quiero algo de ilusión, que mi hijo y sobrinos puedan trabajar en empresas aquí, en lugar de ser consultores de empresas americanas”, dice Torrubia.


Comparar Europa con EE UU, no con Silicon Valley

La falta de un mercado único ha perjudicado la aparición de gigantes como en Silicon Valley, pero hay grandes compañías que compiten en varios países europeos, como la alemana Zalando o la polaca Allegro. Desde Europa también se cree que todo EE UU es como San Francisco, pero es otro error, dice Klinger: “Seguimos comparando Europa con San Francisco cuando hay que comparar Europa con EE UU. Cada país europeo está haciendo algo muy bien y otras cosas no tan bien. Para mí el mayor problema es que es todo completamente distinto. Si eres de Reino Unido o Francia, hay un buen ecosistema de inversión. Si eres de otros, pues buena suerte”.

La agilidad y la rapidez son palabras repetidas en las conversaciones. “No creo que la gente emigre porque en Europa no puedan crear una startup potente. El problema es que hay ejemplos como Stripe, de fundadores irlandeses, que quizá no habrían podido hacerlo en Europa igual de rápido o no tan potente. En Silicon Valley tienes una masa crítica de gente operacional difícil de encontrar en Europa”, dice Martorell, quien señala además la fragmentación de los clústeres tecnológicos entre Cambridge, París, Londres, Barcelona, Berlín o Lisboa.

No todos los emprendedores europeos ven, sin embargo, que sea necesario un movimiento para agilizar Europa: “Europa es un continente enorme. Y así como hay diferencias de productividad entre los estados en los EE UU, también hay países en Europa que son mucho más productivos que los EE.UU. en conjunto, y hay otros países que tienen una productividad más baja”, dice Thilak Rao, fundador de Private LLM.

¿Podría ser este meme otro esfuerzo para lograr menos impuestos o rebajar la regulación necesaria? “Por mucho que pese a la gente que aboga por el proteccionismo, las empresas y el talento van donde mejores condiciones hay. De lo que yo me quejo es que si quieres incentivar un sector estratégico, tienes que actuar. Si se ha diagnosticado que en Europa hay un problema de mercado, tienes que incentivar de muchas maneras. Porque si no para lo que pasa: mis amigos mejor preparados de Telecomunicaciones o se han ido al extranjero o trabajan para empresas americanas”, concluye Torrubia.

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