A estas alturas ya suena a tópico, pero eso no quita que sea totalmente cierto: cada vez guardamos más y más archivos —información, fotografías, vídeos…— en discos duros externos o memorias USB. Y perderlos es un gran imprevisto; uno que incluso puede tener repercusiones legales si se trata de datos confidenciales relacionados con el ámbito laboral. Por eso, es esencial tomar algunas precauciones para protegerlos. ¿Qué podemos hacer a nivel usuario?
Organiza bien los contenidos
De nada sirve tomar medidas de protección si los archivos están dispersos en distintas ubicaciones —ordenadores, discos externos, unidades ópticas…— y no se sabe dónde encontrarlos. Por eso, los expertos recomiendan organizarlos bien por carpetas y siempre en una misma unidad. Es en ella en la que se tomarán el resto de medidas.
Haz una copia de seguridad
Resulta muy aconsejable realizar copias de seguridad periódicas de todos los archivos en una unidad diferente a la que se usa habitualmente. De esta manera, siempre habrá una copia de respaldo. Se pueden realizar de forma manual (copiar y pegar o arrastrar los archivos a la nueva ubicación) o emplear programas específicos que funcionan de forma totalmente automática una vez configurados. En este sentido, son de gran utilidad las herramientas que traen preinstalados algunos de los discos externos o memorias USB más populares del mercado. Por ejemplo, los de la firma WD incorporan un software que ayuda a programar copias de seguridad de las fotos, los vídeos, la música y los documentos, decidiendo hora y frecuencia de las mismas; algo similar a lo que hace Toshiba con Storage Backup Software.
En cualquier caso, también hay soluciones específicas que realizan esta labor compatible con los discos duros y pendrive de cualquier marca e, incluso, de uso gratuito. Entre las más populares se encuentran Uranium Backup (cifra las copias a la vez que las hace), Cobian Backup (consume pocos recursos) o EaseUS Todo Backup Free (caracterizado por su uso sencillo).
Cifra los archivos
Parece algo complicado, pero realmente es sencillísimo. De hecho, y aunque hay múltiples programas para cifrar los archivos, los propios sistemas operativos cuentan con utilidades preinstaladas y listas para usar. Básicamente, lo que se hace es proteger los ficheros con una clave que es imprescindible utilizar para ‘desbloquearlos’.
En Windows, por ejemplo, esta herramienta se llama BitLocker y protege con contraseña el disco duro al completo. Y hacerlo es tan fácil como pulsar con el botón derecho del ratón sobre la unidad que se desee cifrar y pulsar sobre ‘Activar Bitlocker’. Aparecerá una pantalla en la que hay que introducir la clave elegida y se generará una de recuperación por si se olvida; luego, se elige entre cifrar solo el espacio utilizado (más rápido) o todo el disco. A su vez, hay una elección más: un modo de cifrado para discos que están fijos en un ordenador, y otro ‘compatible’ para poder conectar el disco a distintos equipos.
En Mac y GNU/Linux es incluso más rápido. En los dispositivos de Apple basta con pulsar sobre el disco con el botón derecho del ratón, elegir la opción “Encriptar” y seleccionar la contraseña; y en GNU/Linux la herramienta está dentro de las de formateo, ya que realiza esta tarea aplicando directamente el cifrado por contraseña.
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