El triunfo de Onlyfans, la plataforma de ‘suscripción íntima’ que ha popularizado el porno personal | Tecnología

“No tengo ni idea de por qué Onlyfans tiene tanto éxito cuando hay tanto porno en abierto”, afirma Gema Aldón, concursante del programa de televisión Supervivientes en 2023. “Y no entiendo cómo hay hombres que pagan un dineral por verme desnuda cuando en internet hay miles de fotos de mujeres que están más buenas que yo”, añade Aldón, que tiene cuenta en Onlyfans desde hace un año.

Onlyfans es una plataforma de suscripción donde cualquiera puede vender contenido íntimo y personal, a menudo erótico y pornográfico. La apertura de su cuenta fue algo raro para Aldón: “Cuando entré, me daba la impresión de que la gente lo veía mal y me decían ‘hay que ver dónde te has metido”. Incluso su madre, Ana María Aldón, exmujer del torero José Ortega Cano, salió “disgustada” en alguna revista del corazón. Pero desde entonces la percepción de Gema Aldón ha cambiado: “Se ha normalizado que las personas podamos vender fotos de nuestro cuerpo y no pase nada”.

Fundado en 2016, Onlyfans se popularizó con la pandemia de la covid. Profesionales de la industria del cine para adultos abrieron sus cuentas para lograr ingresos extra con el confinamiento. “La explosión fue en la pandemia”, confirma Sheila Ortega, actriz porno que se abrió su cuenta en 2019. Desde entonces, el crecimiento de la red ha sido constante y extraordinario. La entrada de personas ajenas a la industria y el aumento del contenido personalizado han llevado a la plataforma cifras millonarias.

En 2019 Onlyfans facturó 304 millones de dólares. Cinco años después, en 2023, fueron 6.630 millones, 20 veces más, y además un 19% más que en 2022. Esas cifras colocarían a Onlyfans, si fuera una empresa española, entre las 25 más grandes, poco por detrás del Sabadell, Ferrovial y por encima de compañías como Día, Aena, Indra o Prosegur. Onlyfans tiene solo 42 empleados, aunque más de mil subcontratados hacen moderación de contenido, según fuentes de la compañía.

¿Cómo funciona Onlyfans? La plataforma requiere únicamente email y contraseña para acceder. Es una página sencilla, donde la compañía sugiere cuentas de creadores. De entrada solo se pueden ver fotos sugerentes, cuyo único objetivo es animar al usuario a que se suscriba para “ver más”, el contenido más picante. Allí ya hay acceso a más fotos o clips adultos, y siempre se ofrece la promesa de algo mejor a cambio de nuevos pagos: vídeos largos, chats y peticiones personales. La tarifa básica de suscripción individual ronda unos 5 euros. A partir de ahí, los precios varían y dependen de cada petición y producto. Gema Aldón cobra 200 euros por una videollamada de 20 minutos. Sheila Ortega negocia caso por caso los 20 o 30 vídeos personalizados que hace de media al mes y a veces incluso depende del origen de sus fans: “El americano paga por todo, muchísimo, puedes venderle lo que quieras porque está acostumbrado a pagar. El europeo te regatea mucho y el latino te mete una labia que si caes le tienes que regalar diez vídeos”, dice.

Gema Aldón dice que en los mejores meses se saca entre 3.000 y 4.000 euros. Aunque la mayoría de creadores en Onlyfans ingrese menos, hay miles con cifras increíbles, sobre todo en EE UU. “Allí hay mujeres que pueden llegar a 500.000 al mes. En Europa, la que más te gana debe de rondar 30.000 al mes”, cree Ortega. Las cifras hispanas son peores, pero no son ridículas: “Noto que esto es cada vez más grande”, dice también Vicktoria Blue, bailarina y creadora de contenido erótico en Onlyfans desde antes de la pandemia. “Yo no gano tanto, pero conozco y veo gente que sí la gana esa brutalidad de dinero en la comunidad hispana. Veo a gente ganando mucho más de 10.000 euros al mes, sobre todo chicas o parejas”, dice.

Aitor González, 'Azaroso', de Ferrol (A Coruña), es creador de contenido en Onlyfans desde 2023. Ha logrado dejar su trabajo anterior gracias a sus ingresos.
Aitor González, ‘Azaroso’, de Ferrol (A Coruña), es creador de contenido en Onlyfans desde 2023. Ha logrado dejar su trabajo anterior gracias a sus ingresos.VANESSA CASTELEIRO

Onlyfans tiene un modelo de negocio sencillo: se queda con un 20% de las transacciones entre creadores y suscriptores. No es una empresa que cotice en Bolsa, pero en Reino Unido, donde tiene su sede, debe presentar sus resultados. Un analista de Silicon Valley, Matthew Ball, analizó los últimos datos en septiembre y comprobó que en 2023 Onlyfans pagó a sus creadores 5.300 millones de dólares, lo que superaba los salarios de todos los jugadores de la NBA, o igualaba los de la Premier League de fútbol, que es muy superior a la Liga española.

Hay una diferencia evidente: esas competiciones tienen cientos de jugadores y solo unos cuantos equipos, mientras que Onlyfans tiene 4,1 millones de creadores y más de 300 millones de usuarios registrados. Pero, en palabras de Ball, hay pocas dudas sobre el impacto de Onlyfans: “Probablemente es la empresa más exitosa fundada en Reino Unido desde DeepMind [buque insignia de la IA, hoy propiedad de Google] en 2010, la plataforma de medios más importante creada desde TikTok, y la empresa dedicada a la economía de creadores más importante de todos los tiempos”. YouTube sigue repartiendo a sus creadores el doble de dinero que Onlyfans, pero la plataforma de vídeo es la segunda página más visitada del mundo.

Estas cifras dan otra perspectiva sobre el papel del cibersexo. “El sexo digital ha aumentado en la última década”, dice Christine E. Leistner, profesora de la Universidad Estatal de California. “Se usan más que nunca tecnologías como shows en vivo, sexting [enviar mensajes con contenido sexual], vídeos y videojuegos sexuales. Onlyfans es parte de esta tendencia. Además, son una forma más segura para que las personas participen en trabajo sexual o intercambios pagados, en comparación con las formas tradicionales en persona”, añade.

Gema Aldón, en las playas de la provincia de Cádiz.
Gema Aldón, en las playas de la provincia de Cádiz.Alejandro Ruesga

Esta explosión y normalización reciente de Onlyfans está representada por personas como Aldón, que no proviene de la industria del porno. Desde dentro de la plataforma también han detectado ese cambio: “Ha cambiado muchísimo, han entrado muchos creadores”, dice Sheila Ortega. “Al principio éramos solo los de la industria del porno, pero fue creciendo y como puedes vender lo que quieras… Tengo amigas que son secretarias o maestras y se dedican a esto. Algunas, para protegerse, no ponen su cara o no permiten el acceso en un país determinado”, añade.

La expansión y la normalización lleva a cierta aceptación, al menos en algunos círculos, según la profesora Marie Lippmann, profesora de la Universidad Estatal de California: “Es probable que el crecimiento continuo de Onlyfans esté relacionado con la gran aceptación cultural de la plataforma. Esto significa que está siendo cada vez más aceptada por el público en general, gracias a la participación de famosos y su fuerte presencia en los medios”.

Otra de esas personas que ha probado la plataforma desde hace poco más de un año es Aitor González, Azaroso, un joven gallego. “Vi que muchos hombres eran compradores y vi que tendría opciones”, explica. En estos meses ya ha logrado suficientes ingresos para convertirlo en su único trabajo: “Hay cada vez más creadores en Onlyfans. Veo a mucha gente entrando porque ven posibilidades de vivir de ello y hay mucha competencia”.

Pero tiene claro que no entrará en el sector pornográfico y controlará siempre su contenido: “El porno no es para nada lo mío. Lo veo completamente diferente. Hago cosas solo, hago cosas con gente que conozco o me he tomado un café y nos caemos bien, pero no me metería en una industria. Yo elijo con quién grabar, qué hacer y mis límites”.


Estas historias no pueden ocultar que Onlyfans es una plataforma que, como otras páginas donde domina el sexo, tiene su lado oscuro. La agencia Reuters ha publicado este año cuatro largas investigaciones sobre casos en manos de la policía en EE UU de pedofilia, porno no consentido, chats de estrellas de Onlyfans llevados por agencias subcontratadas o familias arruinadas por personas que gastan sus ahorros en la plataforma. En España este año se supo que Andorra investiga por proxenetismo a Sergio Fuentes por gestionar las cuentas de 25 jóvenes. Las agencias de Onlyfans son por sí solas un mundo oscuro: hay montones en Google sin nadie que se identifique. EL PAÍS ha intentado contactar con cinco de ellas para este artículo sin éxito.

Cada vez más personalizado

El uso común de Onlyfans es compartir contenido privado a cambio de una suscripción. Pero ahora, el contenido más personalizado y más caro se impone. Más del 60% del gasto de los usuarios son transacciones puntuales. Los ingresos por suscripción solo han aumentado un 9% desde 2021, mientras que las compras únicas han subido un 70%, según las cifras de la compañía.

Esta es, en parte, la respuesta a por qué la gente paga por algo que ya está gratis en Pornhub. No pagan por lo mismo, pagan por algo exclusivo, personalizado y morboso. “La gente no paga por lo que ya hay en la red, sino por lo que quieres, por la exclusividad que yo doy”, dice Ortega. “Quiero que camines con tacones rojos, lencería naranja y cabello amarrado’, me dicen. La gente paga por vídeos personalizados donde haces lo que quieren que hagas. A mí me pueden salir 20 o 30 vídeos personalizados al mes”.

Esos millones de usuarios que pagan por vídeos personalizados, chats puntuales (que no suelen ser con su admirada estrella) y fetiches van más allá del sexo. “Encuentran un sentido de comunidad”, dice la profesora Leistner. “Conectan con creadores y otras personas que comparten intereses en actividades o fetiches específicos. Además, adquieren conocimientos sobre habilidades sexuales, autocomprensión y formas de mejorar sus relaciones íntimas”.

Más allá de las grandes cuentas de Onlyfans, el reto para creadores pequeños es que es una plataforma pensada para quien ya tiene fans. No es una red social que permita crear comunidad. Los fans de los creadores de Onlyfans llegan desde otras redes o de la vida real.

No todo es porno

Cada vez hay más deportistas o músicos cuyos Onlyfans no son desnudos o porno, sino contenido privado, personal, con quizá detalles picantes o sugerentes. EL PAÍS contactó con Onlyfans para pedir cifras por países o lenguas, pero no las comparten. En el mismo correo de respuesta, sin pedirlo, Onlyfans ofrecía un puñado de creadores para entrevistar a este periódico: los cinco eran deportistas profesionales (un futbolista, dos boxeadoras y dos jugadores de pádel).

Un buen cuerpo y algo de simpatía es otro modo de monetizar la dedicación completa a deportes menores: una pertiguista canadiense fue una de las caras de los Juegos de París por su Onlyfans, y solo ganó el bronce. En agosto de 2021 Onlyfans ya quiso sacar el porno de la plataforma: fue un fracaso y en unos días revertió la decisión. Pero permitió ver también que otras plataformas similares pueden convivir con el éxito de Onlyfans.

Esta ambigüedad con la desnudez hace que la creación de una comunidad sea complicada. A Vicktoria Blue por ejemplo le han cerrado 23 cuentas de Instagram por sus fotos: “En las redes hay mucha censura en en contenido para adultos: tienes que ver cómo te vendes sin venderte. Ya he llegado a pensar que detecta mi cara, porque he cambiado de dirección IP, de compañía, hasta de nombre”.

Instagram y Tiktok son las redes principales para atraer clientes hacia Onlyfans, pero X, Telegram o Reddit también son muy usadas. Las estrategias de marketing de estos creadores son notables y cuando crecen suelen contratar a alguien que les ayude con las gestiones e incluso chatee con sus seguidores. Hasta la filtración de vídeos en redes de usuarios de Onlyfans puede llevar a alguien a acabar pagando.

Otro modo más peculiar e inquietante de lograr comunidad es la cercanía geográfica. Vicktoria Blue lo cuenta así: “Vivo en una isla pequeña y no tengo opción de darme a conocer. Mi comunidad más cercana es canaria. Juegas con el morbo de las personas, como si es mi vecina. El cliente más fidelizado es el que te tiene más cerca y el que piensa que puede llegar a algo”. Algo similar le ocurre a Gema Aldón en Cádiz: “Yo tenía un seguidor de aquí que me conocía de vista pero quería verme desnuda. No era consumidor de Onlyfans y está suscrito solo a mi página porque tiene curiosidad por verme. Otras mujeres me dan igual, me decía, para verlas a ellas voy a Pornhub. Pero quiero verte a ti porque te conozco de vista, te he visto en la tele y quiero saber cómo eres desnuda”.

Las novedades laborales de esta era digital se centran a menudo en los oficios que se pierden. Aquí parece que la tendencia es la contraria y es probable que por vías extrañas se vaya normalizando cada vez más: “Yo tengo 34 años y tengo cotizados 20 años en trabajos normales. Me vestía para ir a la tienda donde trabajaba y decía: ‘Me estoy prostituyendo’. Para mí eso era prostituirse, ir a trabajar 10 horas de cara al público en una tienda por un sueldo mileurista. No quería eso. En cambio, haciendo contenido para adultos gano bien, no me siento sacrificada, y entiendo que no es para todo el mundo, pero a mí me renta más”.

Deixe um comentário